Un recuerdo para mí abuelita Amalia, que hacía unas rosquillas deliciosas. Los niños del barrio, se acercaban y siempre salían corriendo a comérselas en el poyete de la puerta de nuestra casa. Por eso ella hacía un barreño grande y repartía a todos los vecinos y amigos inmigrantes. La receta la encontré en un viejo cajón de la cocina. Hemos cambiado las cantidades.
500 gr. de harina
1 taza de leche
1 huevo
1 taza de anís
1 1/2 taza de azúcar
1 taza (casi llena) de aceite
1 sobre de lavadura
Ralladura de 1 limón
Azúcar glasé
En un bol, mezclar todos los ingredientes, menos la harina. Mezclar muy bien y poco a poco ir juntando la harina ( si la masa se pegara en las manos, añadir más harina)
Hacer las rosquillas: Coger un trozo de la masa, hacer un rollito y juntar ambas puntas.
Freír las rosquillas en aceite muy caliente hasta que estén doradas y dejar en papel absorbente.
espolvorear el azúcar glasé.
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