Me contó mí amiga Trini, que el secreto de la jugosidad de una tortilla es que; las patatas y cebollas no se frían en el aceite, sino que cuezan y para ello hay que utilizar una cantidad generosa de aceite. La sartén debe ser grande y las patatas y cebollas cubiertas por el aceite. Y que se vayan machacando mientras se guisan, para que queden casi deshechas. Una vez hechas, se escurre muy bien el aceite que se puede utilizar para otras frituras. Hala, a cuajar y a disfrutar.
4 patatas cortadas en lonchas finas
2 cebollas picadas
3 huevos batidos
Sal y aceite
Freír las patatas y las cebollas en abundante aceite. Juntar la sal. Escurrir todo el aceite.
Mezclar con los huevos y rectificar de sal.
En una sartén de 24 cm. de diámetro, bien caliente y con poquísimo aceite, verter la mitad de la mezcla. Dejar cuajar, colocar un plato del mismo diámetro de la sartén y dar la vuelta a la tortilla. Dejar cuajar y colocar en un plato de servir.
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